Edward Wilson: "El ser humano del futuro será sorprendente"
ENTREVISTA Por SERGIO HEREDIA. LA VANGUARDIA.COM
Este entómologo y sociobiólogo norteamericano cree que la sociedad humana tiene futuro, pese a que cada día se vive más de espaldas a la naturaleza y a que se debe aprender a usar la tecnología sin ser sus rehenes.
Edward Wilson
Sociobiología
En 1975 Edward Wilson publica la Nueva Síntesis a partir de la cual el autor aborda en forma general una serie de cuestiones problemáticas, no resueltas dentro de la Teoría Sintética de la Evolución biológica. Wilson nos entrega una nueva manera de enfoque del término conducta, obviamente muy desarrollado por los etólogos hasta el momento. Así comenzamos a hablar de conducta altruista, que hasta el momento no había recibido este enfoque. Todos explicaban la conducta desde el punto de vista de los beneficios que trae al grupo o la especie. La Sociobiología explica que el altruismo existe porque beneficia a los genes del individuo que la emite. La sociobiología propone que la selección natural actúa sobre el individuo y no sobre el grupo. El éxito reproductivo es aquel que obtiene por ser capaz de transmitir sus genes a la próxima generación.
Edward Wilson: "El ser humano del futuro será sorprendente"
ENTREVISTA Por SERGIO HEREDIA. LA VANGUARDIA.COM
Este entómologo y sociobiólogo norteamericano cree que la sociedad humana tiene futuro, pese a que cada día se vive más de espaldas a la naturaleza y a que se debe aprender a usar la tecnología sin ser sus rehenes.
Como consecuencia de un accidente de pesca cuando era un crío, Edward O. Wilson (82 años, Birmingham, Alabama) perdió la visión en el ojo derecho. Le importó poco o nada a la hora de zambullirse en el mundo de la naturaleza y también en el de los seres humanos. El ojo izquierdo, el útil, disecciona a su interlocutor y provoca que la entrevista se eleve. No hay palabras huecas ni conceptos vanos en las reflexiones de este fabuloso biólogo, el hombre que en su día acuñó expresiones tan comunes hoy como biodiversidad o conducta altruista.
Galardonado con dos premios Pulitzer (1979 y 1991) por sendas obras de ficción, es un científico acreditado, entre otros galardones, en el 2010 con el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación. Es un observador incondicional y apasionado del mundo de las hormigas. “No me cansaré de contemplarlas. ¿Sabe que hay más de trescientas especies de hormigas del género Pheidole?”, pregunta.
Para muchas personas, y por supuesto también para los científicos, hay dos aspectos comunes: en primer lugar, las hormigas son los insectos que más abundan en el mundo. Si pesáramos todos los insectos del planeta, un concepto que se denomina biomasa, las hormigas supondrían un tercio o una cuarta parte de ese peso. O sea, ellas dominan el mundo de las cosas pequeñas.
No. No tienen un rasgo o característica de esa maldad que tanto abunda entre los seres humanos, salvo si nos referimos a su pasión por la guerra. De todas las criaturas, las hormigas son las más bélicas. La mayor parte de las especies está constantemente en guerra. Si son las más avanzadas socialmente y las más abundantes de todas las criaturas, aparte de los seres humanos, se debe a que la ciencia tiene cada vez más claro que la conducta social avanzada se encuentra atrapada por los conflictos sociales. Puede parecer sorprendente, pero es un principio. Y uno de los problemas más complicados de la humanidad.
Probablemente no la haya. Si definimos maldad como la conducta egoísta del individuo o de un grupo que a sabiendas hace daño a otros grupos para obtener placer o poder, entonces sí que la maldad se da en algunas especies de primates, como en los chimpancés. Pero probablemente, no hay maldad en otros animales.
Sin embargo, hay especies que se destruyen entre sí.
Funcionan por instinto. Luchan, mueren y destruyen de tal modo que obtienen una ventaja darwiniana. Y no entienden, de ningún modo, las consecuencias últimas de sus acciones. Por el contrario, los seres humanos sí que las entienden.
La maldad está en la inteligencia.
Así es. Y se debe a que la evolución se produce por una selección natural y como parte de ese proceso individual competimos dentro de grupos, y los grupos compiten entre sí. Esa competencia genera las conductas egoístas y dañinas a las que llamamos maldad. Pero la competencia entre grupos da como resultado el altruismo y valores como patriotismo, heroísmo y sacrificio, lo que llamamos virtud. El conflicto entre las selecciones del individuo dentro de los grupos y la competencia entre los grupos es una parte fundamental de lo que llamamos pecado y virtud. Es muy humano.
Si la sociedad evoluciona cada vez más, y también lo hacen la tecnología y el conocimiento, ¿los humanos serán cada vez más malvados?
No. Con más comprensión y conocimiento vienen más cooperación y colaboración. Con conocimiento, podemos ser capaces de resolver problemas. Deje que le expli-que cómo concibo la condición humana.
Adelante…
Cuando vivíamos en sociedades muy simples, sólo teníamos pasiones, instintos y emociones, valores que han ido evolucionando durante millones de años. En la edad media llegaron instituciones medievales, como la religión, y algunas organizaciones corporativas. Hoy, tenemos una tecnología cuasi divina, similar a la de Dios: podemos hacer que el mundo estalle, hemos acabado con buena parte de la vida del planeta.
La tecnología es ilimitada.
Podemos ver casi hasta el final del universo, o reducir la visión casi hasta el nivel de los átomos. Tenemos potencial para comprender prácticamente toda cualidad de la vida.
Usted es científico. Así que de religión, no hablará.
¿Tiene fe en el hombre?
A algunos no les gustará leer esto…
Lo imagino. Evidentemente, esta es una opinión polémica. Pero yo me apoyo en un principio del laicismo basado en la ciencia.
Viéndole encorbatado y trajeado, cuesta imaginárselo de niño, en el jardín, escarbando en los hormigueros, contemplando a los insectos.
No he cambiado desde entonces hasta ahora. Salvo por mi aspecto físico, soy el mismo. Si viene conmigo al campo, como he estado haciendo en las últimas cuatro semanas en Ecuador y en otros países de Sudamérica, me verá vestido como un niño, haciendo así mi trabajo de científico.
Prefiere ir de corto que con la bata, ¿no?
Por supuesto. Prefiero la ropa cómoda y el aire libre. Aunque tengo que utilizar muchos repelentes de mosquitos. Y necesito muchos bolsillos para cargar todo lo que me gusta llevarme.
Una vida investigando. ¿Su ansia de conocimiento no conoce límites?
En otras palabras, soy muy humano.
Cuanto más sabe, menos sabe?
Al principio, usted no sabía nada. ¿Qué le puso en marcha?
¿Cómo expresarlo? El amor a la naturaleza. Incluso escribí un libro, Bibliofilia (1983), para explorar la base psicológica de ese amor a la naturaleza. Y está la fascinación por la vida, un rasgo fundamental del ser humano. Por desgracia, hemos creado civilizaciones que apartan a los niños de la naturaleza. De forma que los pequeños no experimentan un desarrollo mental pleno, y de ese modo se anulan ciertas partes de sus emociones
¿Se da la espalda a la naturaleza?
Vivimos cada vez más metidos en un mundo virtual y artificial, con televisiones, películas y grandes enemigos como Facebook y Twitter. Así no se desarrolla un cerebro humano. La mente busca satisfacciones, y todos esos medios de ocio se las facilitan. Sin embargo, son satisfacciones similares a las drogas. Se generan estímulos sin comprender sus significados. E ignoramos las grandes satisfacciones que nos produce el sentir la naturaleza. Las emociones que se generan a través del contacto, como en este botellín de agua, el tocar, explorar la naturaleza. La cinestesia nos permite usar todos los sentidos, incluido el tacto, para tocar, explorar, oler las cosas, saborearlas, preguntarnos para qué sirven. Es la maravilla de la vida en términos cinestésicos. A los niños les privamos de eso.
Jugar así con el botellín recuerda a lo que hace un bebé.
El conocimiento se orienta. Puedes presentar las cosas a los niños. Cuando tenga tres años, el bebé empezará a explorar solo. Y conforme madure, estaría bien dejarle que siga explorando. Y conforme crezca, que se le permita trastear. Que lleve a casa una planta rara, que cace una rana, que meta una araña en un frasco. Que se la enseñe al padre. Y él le diga: “Sal ahí fuera y busca más”... Ahora ya sabe cómo educar a un bebé.
Facebook no le gusta.
Es una actividad de inmersión. Es normal que busquemos amigos, compañeros del pasado, que intentemos adquirir un estatus. Pero ir tan lejos, implicarnos en algo tan profundo como los videojuegos, nos convierte en cautivos de la tecnología.
Y del aire acondicionado, de los coches automáticos... Pero así se vive mejor.
La tecnología nos aporta cosas sorprendentes que nos ayudan en nuestros automatismos y en nuestra autonomía. Pero no permitamos que nos capture.
¿No pide un imposible?
Hay que buscar formas para que todos nos desarrollemos como completos seres humanos. Hay que buscar el desarrollo de nuestro potencial sin ser cautivos de esa inmersión. La tecnología debe considerarse algo cómodo, útil, que nos permita mejorar nuestra vida. Pero nunca debe utilizarse para capturarnos.
¿Sabe quién es Usain Bolt...?
¿Quién…? Escríbamelo. Pues… no caigo.
El atleta más veloz de todos los tiempos.
¡Por supuesto! Pensaba que me estaba preguntando por algún científico. ¡Bolt! ¡Un atleta extraordinario! A ver si me acuerdo: capaz de invertir 9s1 en cada cien metros (su promedio en el récord mundial de los 200 m, que es de 19s19). Soy un gran aficionado suyo. Me encanta. Es como un rayo, el rayo Bolt. Pero si me pregunta por él, será por algo…
¿Es Bolt un paso adelante en la evolución del ser humano?
Creo que lo que él hace no es consecuencia de algo nuevo en nuestra evolución. Bolt ha llegado porque, desde distintas partes de la humanidad, le hemos animado a competir.
Es la esencia del deporte.
En los deportes, no es accidental el hecho de que los grandes maratonianos provengan de África Oriental (Kenia y Etiopía). Sabemos que tienen la estructura física adecuada y muchas fibras musculares lentas, excelentes para el esfuerzo aeróbico. En cambio, los velocistas vienen del oeste de África, como en el caso de los nigerianos. Se fueron a Estados Unidos, y muchos están en islas caribeñas, como en Jamaica (nacionalidad de Bolt). Igual que nos dedicamos a las matemáticas o al arte, cada vez hay más gente en el mundo practicando estas disciplinas. Los seres humanos son muy parecidos en un lugar o en otro, pero llevado al extremo, podemos llegar a la conclusión de que los campeones de un ámbito provienen de determinadas zonas. El problema es que tal vez nos estemos equivocando. A lo mejor hay velocistas de nueve segundos justos en Gabón. O en Mongolia.
¿Es cuestión de adaptación al medio?
No es así. Hay talentos en todas partes del mundo.
Pero los países desarrollados son más técnicos. Y los pobres, más sufridos…
No evolucionamos en función del desarrollo de los países. No estamos engordando o adelgazando en la misma dirección. Estamos mezclándonos, gracias a la inmigración. Y así podemos pensar que, en un número determinado de generaciones futuras, los suecos de Estocolmo serán genéticamente iguales a los nigerianos de Lagos.
Cuesta imaginarlo.
Ahora, vivimos en un mundo en el que las genéticas son muy variadas. Es el caso de maratonianos y velocistas. Sin embargo, toda esta diversidad ya está desapareciendo en determinadas zonas del planeta.
¿A qué conduce todo esto?
Tendremos más genios, más grandes atletas, y también, gente más hermosa. En el futuro, el ser humano va a ser una especie sorprendente. Evolucionamos en ese sentido, y no podemos creer que vayamos a tener cada vez un cerebro más grande, unas manos más amplias o unas piernas más largas…
Eso, si no lo impide alguien como Gadafi.
Afortunadamente, los Gadafi del mundo están obsoletos. Y si he llegado a esta conclusión, ha sido leyendo la historia. Los dictadores cada vez son menos. Yo creo en un nuevo mundo. Para mí, sólo queda un dictador, Fidel Castro, que además está yendo poco a poco hacia la democracia. Me permito suponer que al final Venezuela también cambiará. Tenemos la primavera árabe. Creo que políticamente estamos en la dirección adecuada. Gracias a todo eso, las capacidades humanas se utilizarán de la forma más correcta.
¿Qué siente cuando escucha el nombre de George W. Bush?
Se trata del peor presidente en la historia de Estados Unidos
¿Y Obama?
Potencialmente, uno de los grandes presidentes de Estados Unidos. Pero está sufriendo graves dificultades políticas. Si se le elige por segunda ocasión, la gente por fin le dará la oportunidad para que exprese su grandeza.
¿España?
Un hermoso país, en democracia, con un gran futuro.
¿Albert Einstein?
Un genio creativo fundamental. Pero como he dicho antes, cuando permitamos que el potencial se desarrolle en todas las partes del mundo, entonces tendremos muchos más Einstein y muchos más rayos como Bolt…