miércoles, enero 24, 2007

GLOBALIZACIÓN Y GESTIÓN DEL FUTURO
Héctor Casanueva*
(Publicado en El Mostrador, Chile)

Mil especialistas de todo el mundo, nucleados por el American Council for the United Nations University en el Millennium Project (MP), fijaron quince desafíos globales para la humanidad, que el informe “State of the Future” evalúa aplicando una metodología prospectiva a diez, veinte y más años. Desarrollo sustentable, agua, demografía, democracia, globalización, tecnologías de la información, pobreza, nuevas patologías, empleo, conflictos étnicos, género, crimen organizado, energía, ciencia y tecnología, y ética de las decisiones globales, son la base de una reflexión destinada a políticos, educadores y comunicadores sociales sobre la necesidad de introducir el pensamiento estratégico y la prospectiva en la toma de decisiones. Es lo que se denomina “gestión del futuro”, materia de gobierno en varios países. En Finlandia, país pionero en estos temas, el parlamento tiene una Comisión del Futuro y universidades de Europa, Estados Unidos, Japón, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela, Brasil, entre otros, han formado centros de prospectiva.

Miremos solamente cuatro cuestiones esenciales del desarrollo científico-tecnológico esperado para los siguientes cuarenta años, que exigen hoy urgentes definiciones éticas y políticas: primera, la posibilidad de una pronta mutación desde nuestra actual condición humana (“bio-org”), hacia una nueva especie humana (“Cyb-org”) “rediseñada” tecnológicamente en lo físico, y potenciada cerebralmente mediante la implantación de chips con capacidad de procesamiento cinco mil veces mayor que los actuales, conectados a Internet, capaces de obtener una información en tiempo real. Segunda, la creación de una generación de vida artificial inteligente –robots y Symborgs- que superen en capacidad de procesamiento de información al cerebro humano, e incluso con “pensamiento” propio. Tercera, el advenimiento de mundos virtuales en Internet entrelazados con el real, con “ciudadanos virtuales” y con organismos virtuales cuyo hábitat es la web. Cuarta, la intervención genética en embriones cuando la lectura del código indique predisposición a ciertas enfermedades o a conductas violentas. Todo lo señalado existe actualmente en fase de experimentación o concreción en estados Unidos, Europa y Asia. Según el experto venezolano José Cordeiro, hacia el 2020, o sea, a sólo 12 años de distancia, el desarrollo de la “Nano-Bio-Info-Cogno tecnología” tendrá la capacidad para modificar a los seres humanos y al medioambiente. Es lo que el “transhumanismo” considera como el verdadero comienzo de la evolución. La transferencia, completamente posible dentro de poco, de toda la información y capacidades neuronales desde un cerebro a un PC mediante un sofisticado “pendrive” puede ser el anticipo de la inmortalidad, o sea, en caso de no tener un cuerpo, podríamos seguir viviendo eternamente en una máquina. Ante todo esto, las preguntas que surgen al interior del MP son inquietantes: ¿Tenemos el derecho de cambiar genéticamente para transformarnos en nuevas especies? ¿Resulta ético crear élites mejoradas con inteligencia artificial e ingeniería genética? ¿Somos capaces de evitar el mal uso de la tecnología, por ejemplo por el crimen organizado? Como no existe una gobernabilidad global de estos temas, que sin embargo repercutirán globalmente, en América latina deberíamos estar preocupados y ser capaces de encontrar posiciones comunes, ir concertadamente a los organismos internacionales y pedir nuestro lugar para participar en la gestión del futuro.
* Vicerrector Académico de la Universidad Miguel de Cervantes (Chile).